Thursday, September 13, 2007

" El día en que mi fonógrafo se calló "...

Cartas de señoritas tímidas (1900 y tanto)
Todas las mañanas me asomaba al balcón para verlo vestido de traje rigurosamente algodonado que hacían sus ojos negros más grandes y perfiladamente nacarados, su cabello rocíado por la brisa de la mañana se me antojaba sumiso y digno de las caricias mas suaves de la almohada...
Saludaba a otros jóvenes compañeros de trabajo en aquella oficina de periódico de la calle República del Salvador en el centro de la ciudad, dónde como cada mañana se repetía la escena, me despertaba a las ocho de la mañana para verlo doblar la esquina y seguir su recorrido con mis ojos fijos sobre él, al verlo entrar a la oficina me dejaba caer sobre el sofá para deleitarme con la voz melódica y sensual de Judy Garland en mi fonógrafo mientras me imaginaba que mi amado un día tocaría la puerta y mi madre me llamaría : diciendome - baja hija tienes una visita , un caballero muy apuesto te espera en el porshe - pero eso nunca pasó en realidad...
La única vez que pude cruzar palabras con él fue en un acto meramente improvisado; Mi madre me había enviado con Esperanzita a comprar frutas frescas a las once de la mañana; nisiquiera pude ponerme rubor en las mejillas cuando él que no había ido a la oficina dobló la esquina abarrotada de tendajos con manzanas, tejocotes, dulces de chabacáno y otras frutas secas; Un poco atolondrada traté de huir antes de que el se acercará más a nosotras pero en esa graciosa huida enredé mi bastilla de tul con unos alambres, mi cuerpo se fue desplomando hacia la cera cuando Esperanzita y él, mi amado acudían a rescatarme...
-Esta usted bien señorita?
-sssiiii ssiii gra-aa-cias
-tenga cuidado podría usted lastimarse
no pude contener la verguenza y las mejillas encendidas y entonces corrí hacia la casa, subí a mi cuarto y lloré, por fin lo había tenido cerca y había pasado semejante pena al caerme.
Un día dejé de verlo Salí a buscarlo poniendo de pretexto que compraría hilasas para un tejido hecho pensado en ese mi amado sin nombre ni oportunidad cuando de pronto lo ví llegar, se detuvo a saludar a un señor que le preguntó:- ¿Cuando te casas Amador? -Pronto señor, Rocio y yo estaremos gustos de que nos acompañe, la boda será el sábado quince del mes entrante en estos días le recordaré que le haga llegar su invitación..
Palidecí por completo; la pena, la timididez, la indecisión me habían prohibido acercarme alguna vez a saludarlo y decirle: soy su vecina, vivo en la casa número 202 justo la que esta en frente de este edificio, -aquella - ¿la ve? y diario me levanto a las ocho de la mañana para verlo llegar y me declaro tontamente enamorada de usted y me imagino que bailamos un vals cualquiera de estos días, lo cuál me temo ya no será posible...
Mientras pensaba en ¡cuán doloroso sería resignarme al día de su enlace matrimonial! el mas triste de mis días, el día 15 del próximo mes, se cayó mi sombrilla, los dos hombres voltearon a verme y él, el mas jóven, el que había sido mi amado, se acercó a levantarlo y me dijo:
-Señorita, la he visto en otra parte? y yo que en ese momento tenía la gran oportunidad de mi vida, solo me atreví a decirle:
-Gracias, no... no nos conocemos...
tomé mi sombrilla y me marché presurosamente, nunca más volví asomarme por la ventana, ese mismo día mi fonógrafo se calló y mi sueño, aquel hombre se casó.
HelenHerrera.- fonógrafos y cartas de 1900 y tanto.-

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