Así pues tomé mi lápiz y en vez de irme esta vez por los contornos de mi dibujo, me fui derechito a su corazón, luego traspasada la línea imaginaria entre el papel y su figura inanimada, le di una sombra, un color naranja chillante y le borré un rayón que le estorbaba.
Helen Herrera.- dibujos y seriales.
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